¡¡¡REVOLUCIÓN!!!

El mundo en que vivimos,
el mismo que concentra tu vida y la mía,
el que alberga el último beso que me das antes de dormir,
tu mano lasa y tendida,
el arco de mis brazos al rodearte,
tu peso sobre mí,
tu mirada vaga y perezosa al despertar;
el mundo que engloba tus lágrimas y tus suspiros,
tu aliento,
tus susurros en mi oído,
tu respiración entrecortada,
tus gemidos,
tu cuerpo en movimiento;
el mundo que contiene los objetos que acarician tus dedos,
la luz que matiza tu color,
el rastro de tu carmín en un vaso,
tu aroma en la almohada,
tu silueta en las sábanas,
la forma que das a la ropa,
la luna en tus ojos;
el mundo que mueve el viento que juega a alborotarte el pelo
y la lluvia que lo moja,
las olas que rompen en tu cuerpo,
el sol que tuesta tu piel,
la tierra hollada por tus pasos;
el mundo que comprende tus pensamientos,
tus miedos,
tus deseos,
tu reflejo difuso en el espejo empañado,
tu sombra proyectada,
la mordida de tu boca en la fruta fresca,
tu vello erizado de frío,
la indeleble imagen de tu recuerdo,
la cruel presencia de tu ausencia;
el mundo que escucha tus tacones al caminar,
tu risa,
el sutil latido de tu corazón acelerado;
el mundo que contempló la primera vez que te vi,
la primera palabra que me dedicaste,
el primer roce,
la primera noche sin dormir,
tu mano en mi mano,
la pasión...

El mundo en el que viven todas las cosas
que me hacen sentir vivo
no puede reducir su existencia a la dictadura del dinero.

Está haciendo falta una Revolución.


Gracias, D. Trueba y J.J. Millás.