Lunes, lunes, lunes...

Ilustración: "Perro semihundido", Francisco de Goya, 1819-1823.

Lunes, 27 de abril. Todo el mundo ignora un hecho insólito: vivo en un día del que no logro escapar y no es el de la marmota, sino el del cerdo constipado.
A las siete de la tarde nos confirman que nos quedamos en Almansa con lo puesto. Hay que buscar refugio para pasar la noche y aprovisionarse de ropa para los días venideros. Puede ser que en la hora bruja, este lunes embrujado, 27 de abril, me deje en paz de una vez por todas. No sé qué hará sin mí. Es como un amigo plasta, como una novia celosa que no se deja abandonar, como una prima de carabina, como la amiga sujeta-velas, como una pesadilla que vuelve al cerrar los ojos, como el desvío de la carretera con el que te topas una y otra vez cuando estás perdido, como el matón del colegio que siempre te espera en el pasillo, como los recibos a primero de mes, como una canción del verano, como la voz de una madre recordándote que ordenes tu cuarto, como una boñiga pisada a primera hora, como un mosquito en la noche.


Encontrar alojamiento no resulta difícil. Junto al hospital, hay dos establecimientos hosteleros. Uno es un hotel-spa y el otro, un motel de la antigua carretera general. Uno posee el sugerente nombre de “Blu Hotel” y una estética atractiva. El otro parece un colegio cerrado y se conoce como “Las flores”. Hay que cruzar los dedos para que el precio del primero no sea desorbitado.

Entramos en recepción con nuestras aparatosas mochilas y la Nena colgada del hombro. Nada que comentar sobre los estragos que causa un lunes de cuarenta y tres horas en mi cara, ni los que el amago hipocondríaco de gripe porcina ha dejado en CBR, tan hermoso con su traje como un comulgante vestido de general de brigada. La mujer que atiende la recepción nos sonríe indicándonos que nos atenderá en cuanto deje de discutir con la persona que está al otro lado de la línea telefónica. Lo que da de sí la comunicación no verbal. Aprovechamos ese lapso de tiempo para ojear el interior del edificio. Decoración minimalista y monocromática. Objetos imposibles que parecen no tener utilidad alguna y sofás que carecen de la más mínima ergonomía. O sea, un hotel muy moderno.

La recepcionista deja de sonreír y comienza a bufar como un Mihura . No deja de repetir: - “Señora, si me facilita una dirección de correo electrónico, le envío las tarifas especificadas… no la oigo… se me va…”.

En un momento, se aparta el auricular de la oreja y nos comenta con plena confianza lo irritante que es la señora en cuestión, a lo que parece que la señora cuelga. Aliviada del trajín y avisados nosotros de cómo se las gasta, vuelve a mostrarnos la mejor de sus sonrisas. El precio es asumible, así que preguntamos por la disponibilidad de habitaciones. Nos pregunta si nos quedamos para las fiestas, que empiezan el 1 de mayo. “Si este lunes, 27 de abril, se acaba en algún momento, todo es posible.”

Aunque, ¿fiestas? Si el pobre afectado ha contagiado a algún paisano y no está controlado, en cuatro días, los almanseños darán rienda suelta a un festival de vasos de compartidos, besos, morreos, sangre salpicada de las consabidas peleas etílicas, escupitajos, gritos por los que se escapa la vida, estornudos, toses, abrazos, sudor, flujos de toda índole… No cabe duda, si la pandemia se produce, nacerá en Almansa. Hay que aparcar de inmediato esta premonición porque de ser así, nos podemos ir dando por sodomizados.

Fotografía: www.laverdad.es


Aún me pregunto cuál fue el indicador de nuestro aspecto que animó a la recepcionista a tramitar por sí misma una habitación compartida, pero aclarado este aspecto sin hacerla bufar, nos dice que uno de los dos tendrá que dormir en una habitación para minusválidos que, por sorteo, le toca a CBR. No se diferencia mucho de una habitación normal, salvo porque tiene dos camas supletorias y una silla encajada sobre el plato de ducha . Esto último me parece un invento estupendo para tomar sentado la ducha matutina, pero la recién descubierta hipocondría de CBR, le impide pegar el culo al taburete aún poniendo una toalla, por lo que según confesión propia, se aseará bajo el chorro abierto de patas para esquivar el aparatejo. Esa imagen me acompañará durante el resto de mi vida, por mucho que me esfuerce en borrarla.

Resuelto el alojamiento, nos adentramos en el centro de la ciudad engalanada, en busca de ropa y alguna otra cosa más. En el interior no sopla el viento con tanta rabia y la gente circula con normalidad por las calles, más concentrados en los próximos festejos que en gorrinos con mocos.

Suelo llevar siempre un pequeño neceser en la mochila por el tema de las lentillas, pero en la segunda mañana del lunes, 27 de abril, la substituí por las botas de vestir para no desentonar mucho con el traje. Iluso de mí. Este lunes cabrón y traicionero venía avisándome y no le hice caso.

No sé si recordaréis un suceso de la España negra que aconteció hace un par de años y pico. El alcalde de una pequeña población de 25 habitantes, Fago, apareció muerto a tiros en la carretera, junto a su coche, y todo el pueblo era sospechoso de homicidio. Según nos dijo el asesino confeso un mes antes de entregarse, allí la gente se decía “te voy a matar” como quien dice “buenos días”. Nunca llegué a averiguar si también decían “buenos días” como quien dice “te voy a matar”.

Fotografía: Cristóbal Manuel.

Saco esto a colación porque fuimos enviados allí por un día y estuvimos una semana. Con lo puesto. Sin posibilidad de comprar ropa. Los habitantes no salían de casa hasta que no desaparecían el centenar de periodistas que pululaban por aquel pueblo de una plaza y tres calles. Durante una semana nos encontramos a muchos compañeros conocidos. La efusividad de los saludos era directamente proporcional a la distancia que inmediatamente ponían de nosotros para evitar nuestro tufo. Nadie quería acompañarnos en la comida ni en la cena y preferían hablarnos a gritos desde la lejanía, o incluso aprovechando el eco de las montañas. Aún así, el ser humano es sorprendente por su capacidad de adaptación y una compañera acabó beneficiándose a un colega de otra tele, al que no pareció importarle su inseparable aroma a chotuno ni que su ropa hablase y anduviese sola. Recuerdo que volvimos en un avión desde Pamplona y el pasaje salió rubio de la nave.

Otra vez me pierdo.

Comprar ropa, por tanto, no es un capricho. Antes paro en una óptica a comprar suero para las lentillas y una cajita donde depositarlas. Sólo tienen el envase familiar del líquido (para familias miopes)y me planteo si no lo acabaré gastando. Le pregunto a la dependiente dónde podemos comprar ropa interior. “Mañana es día de mercadillo.”- contesta displicente. Bueno, es algo más urgente. Me señala una tienda en la siguiente manzana, comenta jocosa lo jodido que es no tener gayumbos y me pregunta si nos quedamos para las fiestas.

Nos dirigimos a “Modas Amos”, regentada por una imponente y encantadora mujer (os adelanto que el roce hace el cariño) y su señora madre. Allí se puede encontrar todo género de ropa para todos los géneros, aunque compruebo que su especialidad es la confección del traje tradicional de las fiestas, tamaño infante.

- “Querríamos calzoncillo, calcetines y camiseta para cada uno”, (la consabida triple K). Aunque pese, no sabéis lo que alivia llevar a la Nena colgada en ciertas situaciones. Sin ella, no sé cómo la señora hubiese recibido la frase de un tipo con aspecto de haberse escapado de la selva y su joven acompañante, a medio trajear. Una versión esperpéntico-periodística de Roberto Alcázar y Pedrín. La mujer hace gala de sus dotes de observación y nos pregunta si hemos venido por lo del chico de la gripe. Correcto. “Pues anda el pobre, que se va a perder las fiestas. ¿Vosotros os quedaréis?”

Nos acogemos a una irresistible oferta de calzoncillos: un pack de dos en blanco y negro que repartiremos más tarde. Nos despedimos hasta el día siguiente o hasta nunca jamás, después de abonar el montante, y nos vamos a una farmacia a comprar algo para dar lustre a la piñata. Tras dar las explicaciones pertinentes de que estamos por lo del chico y que aún no sabemos si nos quedamos para las fiestas, empiezo a pensar que el boticario tiene una posible entrevista. Le podemos preguntar si la gente ha acudido en busca del antídoto de la gripe, el Tamiflú, o si se ha disparado la venta de mascarillas protectoras. Como me responde “a todo, no” y como si nos sodomizan finalmente y no salimos de Almansa en días, vamos a tener que rascar hasta el núcleo de la Tierra para encontrar temas; no enciendo la cámara, pero anoto la idea.

Nos volvemos al hotel, deseando deshacernos de la Nena y descansar un rato hasta la hora de la cena. Parece coña, pero la recepcionista está hablando de nuevo con la señora que quiere que le recite el listado de tarifas por teléfono. Cuelga, resopla y nos avisa de que el restaurante está cerrado porque es lunes (a mí me lo vas a decir, bonita).

Ilustración: "La Batalla de Almansa". Ricardo Balaca, 1862.

En esa hora de relax previa a la cena, las fuerzas se desmoronan y comienza la batalla entre el hambre y el sueño, como si celebrasen por su cuenta el III Centenario de la Batalla de Almansa, que tuvo lugar el 25 de abril de 1707, entre los partidarios de Felipe V y el Archiduque Carlos, en plena Guerra de Sucesión. El hambre machaca al sueño y salimos en busca de un suculento trozo de carne y una botella de vino para dar matarile a este voraz lunes, 27 de abril. El muy recomendable restaurante “Gonzalo” nos suministra tan delicioso manjar. Está casi vacío y nos agasajan como reyes. Los lunes, ya se sabe.

A solas en la habitación, disfruto del placer que otorga la inmensidad de un camastro que parece un vasto e impoluto desierto polar. Corro el riesgo de quedarme dormido con las lentillas puestas si veo la tele. Mis gafas reposan en la Ciudad de las facturas sin unos ojos que las miren. Así que me quedo cegato y me pego a Norman Mailer a la punta de la nariz hasta que mi cerebro da la orden de desconexión.

Entretanto, dejó de ser lunes. Ya no es 27 de abril. Un día tan narcisista y persistente que acaba muriendo sin funerales ni responsos. La miopía ni siquiera me ha dejado verlo alejarse. Pero se ha ido. Es un hecho. EL OTRO LADO está en silencio y Jim Morrison permanece callado y alerta para cantar al oído de Pam Courson “Love street”, a las 7 de la mañana del martes, 28 de abril. A las 10 debe estar enviado un vídeo con imágenes del Hospital a primera hora, con declaraciones de vecinos acerca de su estado de ansiedad ante la posible convivencia con el virus que sufren los cerdos y que muta para atacar a las personas que han visto mariachis. Si es posible, hay que pillar a algún familiar del chico ingresado que va a perderse las fiestas.





Es entonces cuando pienso que los días de 48 horas no son de mi agrado y que este martes puede salirme envidioso.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Maestro, qué ganas tenía de que nos contaras ya esta continuación. ¿Te estás pensando lo del libro?
Kacho ha dicho que…
¿Estás de coña, hermana?
Ana ha dicho que…
No! no está de coña!!
(verdad que no, Herblay!?)
(please! please!)

kacho,
en otro momento vuelvo y te escribo el comentario que este post se merece, pero ahorita NECESITO que me contestes a un par de preguntas, sí?

Ahí van:
¿Cuánto pesa "laNena"?
¿Mejor "Periodismo" o "Comunicación Audiovisual"?

No me tardes (en contestar) que tengo que hacer la pre-matrícula, please!.

Mientras, te dejo estos "pre-besos".
Unknown ha dicho que…
Son las 3 de la mañana Men.
Necesito estar con fuerzas para leer tu texto. Mañana lo hare,,,
Kacho ha dicho que…
RESPUESTA URGENTÍSIMA PARA ANA:

-La Nena puede pesar entre 6 y 12 kilos, dependiendo del modelo y siempre que hablemos de sistemas profesionales, pero con la proliferación de las cámaras semi-profesionales, ya hay gente que sale con engendros de 1 a 3 kilos.

-Yo inicié ambas carreras y de ambas me salí. Si lo que te gusta es el Periodismo, estudialo. Si te gusta la Imagen, ni pises la Facultad. Vete a un buen instituto de F.P., y ni siquiera allí vas a encontrar alguien que te habla de reporterismo gráfico en condiciones, pero al menos tocarás algún que otro aparatito.

Y lo más importante, no me hagas caso. muax
Ana ha dicho que…
Entre 6 y 12 kilos...
ENTRE 6 y 12 KILOS!!!
¿Y haces un sprint de 50metros cargado con ella, el trípode y dándote de codazos con otros 140 "CargadoresDeNenasProfesionales" para coger un buen puesto!!!????

Uix!! sólo de imaginármelo se me luxa el pensamiento!!.

Has probado a pedirlo con buena educación...? Algo "asín" como:
"Señores, serían tan amables de guardarme aquel sitio de allí? Es que con estos tacones y tanto estrés luego no hay modo de presentar un trabajo al jefe(a) como Dios manda!!"
:)

Gracias Kacho,
por contestarme tan rápido.
Y no sé si me gusta el periodismo.
No conozco a "naide" que me hable de él con ecuanimidad!!
Siempre me dicen pestes (historiadores mosqueados la gran mayoría. Con lo que muy ecuánimes no son, para que nos vamos a engañar).

Y de la Comunicación Audiovisual (que no sé porqué he llegado a la conclusión de que es lo más parecido a un reportero gráfico) sólo te conozco a ti.
Y me interesa tu opinión.
(mucho)

Puedes aclararme (puedes acogerte a la quinta enmienda para que deje de darte la tabarra. Lo entenderé) a qué te refieres con lo de "tocar algún que otro aparatito"?.

Besos "llenos de dudas".
VolVoreta ha dicho que…
"Tu lunes" 27 de abril parece un lunes interminable...

No he podido evitar recordar "mi lunes" 9 de agosto 2004, duró hasta un miércoles y sus efectos aún perduran, hasta hoy.

Te dejo un beso.
kari ha dicho que…
Al gilipollas que se le ocurrió decir que los días tenían 24 horas, había que haberle dado de leches, pero más a los que le rieron la gracia...

Todo el mundo sabe que un día tiene una duración variable y es la que transcurre desde el momento en el que te levantas, hasta el momento en el que te dejan, por fin, volver a la cama a dormir...a veces son 5 horas, a veces 15, a veces 24 y a veces 73, pero si te pasas mucho, te mueres o te vuelves loco o te sale pelo en la palma de la mano (no sé, me estoy liando con lo que decía mi abuela para distintas situaciones...debe ser que estoy deseando que acabe el día de hoy para irme a la cama).
Jack ha dicho que…
Coño, qué bueno.
No sé cómo llegué aquí pero me he zampao el blogo entero, tron.

A veces leo las petites putadas de la profesión y me amorriño. Y todo.
Por cierto, cuál de Mailer?



(Y Ana, si quieres ser reportera, hazle caso (y vete buscando un buen fisio). Si quieres ser periodista, lee compulsivamente y estudia cualquier otra carrera (que te guste: historia viene de puta madre, filología árabe te puede hacer madre en según qué ocasiones y sociología no está nada mal) y luego hazte el segundo ciclo de periodismo sólo, o un master/posgrado o cosasí. O no, claro)

Salú.
VolVoreta ha dicho que…
Kacho...no me digas que te has quedado a vivir en Almansa!! Te necesitamos por aquí, ¡"jopé"!

Venga...que me apunto a lo del libro.

Te dejo un beso.
Alberto Tallón ha dicho que…
Parece mentira como se echan de menos unos gallumbos limpios cuando no hay nada que ponerse bajo los tejanos...

esto del libro empieza a ser aclamación popular...

Un saludo!!
anareis ha dicho que…
Estoy haciendo una campaña para recabar donativos para mi proyecto de minibiblioteca Comunidad y otras actividades para los niños necesitados de mi comunidad aquí en Río de Janeiro.Não tener posesiones para montar este proyecto por sí solo y cansado de esperar a que el gobierno, que no de asfalto, así que decidí mismo agir.Preciso la ayuda de todas las personas de buen corazón, se puede donar 5,00 a 20,00. Las donaciones se pueden hacer por carta (correspondencia o cuenta bancaria (Banco do Brasil, Agencia 3082-1 a 9799-3), todas las donaciones en efectivo se utilizarán en la compra de libros, estantes, mesas, sillas, cestas básicas (alimentos), etc.Para donaciones enviarme un correo electrónico a: asilvareis10@gmail.com, daré la dirección de remessa.Visite mis blogs, yo muy feliz. Dios nos bendiga a todos.

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