Como en un espejo...

Fotografía: Kat Callard.


Las telarañas difuminan el espacio.
Los insectos muertos se descomponen en el suelo embarrado.
El viento corre a su antojo a través del vacío en forma de violentas lenguas de aire caliente que llenan de arena los ojos.
El grifo escupe un fétido mejunje terroso que produce arcadas. Retorciéndome en una de ellas, me topo con mi imagen en el espejo del cuarto de baño.

El espejo que me odia. El espejo que me culpa por haberle arrebatado algo que creyó pertenecerle. Intento razonar con él, pero insiste en martirizarme por haberle privado de la belleza.

Siente furia por no poder seguir robándole su intimidad, de no poder observar el sueño en su rostro por las mañanas o el cansancio en las noches. De no poder distinguir su estado de ánimo por la expresión de su cara, tan conocida para él hasta el punto de considerarla suya. Y por supuesto, las confesiones furtivas de las que le hizo cómplice sin articular palabra alguna.

Por eso, se venga de mí mostrándome mis ojeras indelebles en su azogue desconchado.

Se acuerda de las gotas de agua escurriéndose sobre su piel recién lavada. De su hermoso cuerpo desnudo o a medio vestir, de cómo se contoneaba impúdica ante él , sin saber que su mirada lasciva quería adueñarse de ella.

Extraña sus manos extendiendo la crema por esa anatomía de la que aprendió a imaginar la suavidad y la tersura. Echa de menos su melena alborotada por el aire del secador, cuando se moría por ser el cepillo que mesaba su cabello.

Siempre quiso saber a qué olía aquel perfume que vaporizaba ante él, a qué sabía el dentífrico en su boca, qué tacto tenía aquella imagen que tanto se dejaba mirar.

Por eso, se venga de mí mostrándome mis párpados hinchados, dentro de sus bordes descascarillados.

Añora ver el pincel rozando sus pestañas, la barra de carmín besando sus labios, la brocha acariciando sus mejillas, los pendientes que adornaban sus orejas. Sigue obcecado con sus ojos clavados en ese divino reflejo mientras giraba el cuello para examinar sus perfiles.

Me culpa por haber perdido la mano que lo desempañaba al salir de la ducha y que sofocaba la ansiedad que le producía aquella visión borrosa.

Por eso, se venga de mí mostrándome mi gesto compungido detrás de sus parchajos.

Se niega a aceptar que ya no le despierta de la oscuridad al encender la luz, que no puede ver su boca emitiendo aquellos sonidos que él no podía escuchar.

No me perdona haber dejado de disfrutar de las sonrisas, de los miles de gestos que coleccionaba, de la excitación que le producían aquellos dos cuerpos a los que no parecía importarles su presencia cuando se hacían uno ante él, de las miradas que le dedicaron en aquellos momentos privados que acrecentaron su alma de voyeur.

Reclama el cetro que poseía cuando era el único que les permitía verse uno junto al otro.

Por eso, se venga de mí mostrándome el rictus del llanto a punto de explotar, en su cristal cruzado por las cicatrices.

Este espejo me odia. Debería hacerlo añicos y acabar con su obsesión por torturarme. Pero por desgracia, lo necesito para ponerle rostro a mi conciencia.

Comentarios

VolVoreta ha dicho que…
Ahora sí que estoy convencida.
El espacio y el tiempo deben de doblarse en algún lugar donde confluyen pensamientos y sentimientos y momentos muy especiales. A ese lugar van a parar las palabras que unos sienten para que otros las escriban.

y me pregunto ¿cuant@s como yo se ven reflejados en tu espejo?
parece que hayas cogido el alma de mis relatos y has creado un collar que me sienta malditamente bien.
Es casualidad, es casualidad...

Te dejo un beso y me voy atónita.
Ana ha dicho que…
Afortunada tú que te puedes ir,
Volvo, atónita, sí, pero ir!.

Yo aún intento recomponer lo que queda de mí después de la lectura de... este... ¿texto?
No, joder! esto NO es un "texto"!

Los textos se leen, se releen si te enganchan y se olvidan en los pasillos de la rutina.

Los textos NO rasgan el epitelio del alma y te dejan latiendo el corazón en un montoncito descompuesto en el suelo.

Los textos NO raspan la memoria y zarandean el olvido autoimpuesto...

Maldición Kacho!!
Podrías haber esperado un par de días más para cargarte tu media de posts!! O por lo menos haberlo hecho con algo "mediocre"!! Y no con... Arg!!!
José Mª C. ha dicho que…
Hola Luis, cuanto tiempo sin verte renovado en ti mismo como si fueses el mismísimo ave fénix. Saludos compañero y no nos tengas tanto tiempo huérfanos. Nos veremos en las calles
Unknown ha dicho que…
"Por eso, se venga de mí mostrándome mis ojeras indelebles en su azogue desconchado".

Con lo mal que vistes y lo bien que escribes men.
Un saludo :-)
Unknown ha dicho que…
Hermano, no sé si me alegro de releerte o me asusto de la negrura (y la belleza) de lo que escribes. Se te echaba tanto de menos...

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