El hombre muerto

                                                                    Fotografía: Kacho


Ayer volví a ver morir a un hombre.

Es muy diferente ver morir a un hombre a contemplar un cadáver. Cuando un hombre muere ante tus ojos, observas cómo la vida se escapa de su interior y cómo se apaga su cuerpo. Es un momento único, el fin del proceso. La vida posee un origen infinito. Somos una ramificación última de una energía que siempre ha existido y cuyo principio es indeterminable. En cierto modo, somos eternos. Hemos variado nuestra forma, nuestro tamaño, nuestro organismo, nuestra estructura; pero la vida que nos mantiene ubicados en espacio y tiempo no tiene procedencia definible, ni nacimiento, ni creación. El alumbramiento es tan sólo otro cambio de estatus, pero antes de ese acontecimiento, ya existíamos.

La muerte es el fin de esa existencia que viene del origen del tiempo. Ayer volví a ver morir a un hombre y volví a perder mi conciencia en la magnificencia y la sublimidad de ese instante. Ese hombre murió contemplado por mis ojos atónitos. Murió porque se le paró el corazón. Siempre se muere así. En el caso de este difunto, su corazón podría haber funcionado durante algún tiempo más, pero de algún modo, prefirió hacerlo por última vez a seguir latiendo con menos intensidad de a la que su dueño le tenía acostumbrado.

El hombre que murió ayer ante mis ojos tiene nombre y apellidos. No es necesario que os los diga para saber que lo conocíais.

El hombre al que ayer vi morir era el hombre que yo fui hasta ayer. Ocurre con mayor o menor frecuencia, pero no es ni de lejos, la primera vez. De hecho, podría llenar un cementerio con los féretros que ocupan los cadáveres de los hombres que fui. Todos comparten el hecho de haber sido yo antes de mí. Algunos son llorados y permanecen en la memoria de alguien para alimentar su nostalgia. Otros son bien dados por muertos y su óbito es motivo de alegría para quien deseó su desaparición. Algunos permanecen en el olvido más absoluto, porque su existencia fue tan corta o tan absurda que no despertaron sentimiento alguno en nadie. Otros vivieron en una desoladora soledad.

Los hombres que fui han muerto por diferentes motivos. A la mayoría se les paró el corazón por desgaste. Otros fueron vilmente asesinados por el hombre que quería ser. A veces no estorbaba tanto su existencia como la de todo aquello que había a su alrededor. A veces, hubo que darles matarile para no morir con ellos. A veces fue alguien muy cercano quien acabó con sus vidas. Pero también los hay que se mataron a sí mismos o aquellos (más cobardes) que simplemente, se dejaron morir.

Los hombres que fui dejaron como herencia el legado de todo lo que sufrieron, lo que amaron, lo que vieron, lo que aprendieron. Puedo ser el hombre que soy gracias a los hombres que fui y a todo aquello que sintieron y experimentaron mientras gozaron de vida. Algunos no debieron morir tan pronto y los posteriores incluso imitaron a sus predecesores, envidiando lo que fueron sin poderlo alcanzar.

Ayer vi morir al hombre que fui hasta ayer con mis propios ojos, pero no siempre es así. En ocasiones, encuentro sus cadáveres por sorpresa. A veces, aún calientes. A veces, en avanzado estado de putrefacción. Los hay que merecen luto, pero los hay que no merecen más que convertirse en carroña o la más cruel profanación.

Los hombres que he sido han de morir para que vivan los hombres que tengo que ser, porque su desaparición se lleva alguna parte de ellos consigo. Liberan a sus sucesores, con su muerte, de aquello que les mató poco a poco, pero el éxito no siempre acompaña el nacimiento de un nuevo hombre. El pasado tiene la capacidad de resurgir de la tierra que lo sepulta y les hace maldecir el testamento que recibieron. El pasado, con sus múltiples disfraces o con su descarnada desnudez. El pasado, reciente o lejano, se empeña en abortar la vida que llega con cada hombre nuevo. Pero es también gracias al pasado por lo que hombres nuevos quieren vivir.

Los hombres que he sido últimamente, agonizaron en pocos días. Incluso en pocas horas. Nacieron con fuerza y no sobrevivieron al despertar. Otros estaban muertos en vida. Algunos eran fuertes, pero se desangraron tras una puñalada trapera asestada por un pensamiento traidor.

Ayer volví a ver morir al hombre que fui con mis propios ojos. Nunca es fácil verse morir. Pero el hombre que soy hoy, despidió al hombre que fui hasta ayer, ante su absorta mirada, con la conciencia clara de que hay que morir muchas veces para poder vivir un poco más.

Comentarios

VolVoreta ha dicho que…
Es la segunda vez que vuelvo pero sigo sin palabras...si las encuentro, te lo haré saber. Estoy muy impresionada y tú muy "expresionista".

Mientras tanto...

Te dejo un beso Kacho.
Kacho ha dicho que…
Gracias, VolVo. Siempre inauguras. muax
Unknown ha dicho que…
Espero que el de hoy sea tan grande como el de ayer. Un beso enorme, hermano, y a ver cuándo encontramos editor para estas maravillas que escribes
Unknown ha dicho que…
Me lo he leido varias veces buscando pistas de quien sera el protagonista de tu relato y no... no doy con ello.
Solo creo saber que debia ser alguien cercano.
Chungo el tema de la muerte en esta sociedad nuestra.
Un saludo men.
Kacho ha dicho que…
Lamento lo del cambio de final, pero seguro que sabéis de qué va esto de la inspiración. Siento que no se me ocurriese a la primera. Gracias por los comentarios. muax
Unknown ha dicho que…
Has cambiado la foto del perfil, men?
Pareces un jodido actor frances de los 60.
Mola.
Alberto Tallón ha dicho que…
Como el Ave Fénix, morir para renacer de tus própias cenizas, pero con el lastre de las experiencias vividas (para bien o para mal)... A veces es jodido ver, en un momento de lucidez, que ya no eres, ni por asomo, el que una vez fuiste, otras, es un motivo de alegría...Aunque en el fondo, no dejamos de ser versiones (unas mejores, otras peores) de la misma persona...

Me molas tus textos, me hacen pensar en cosas que hacía tiempo que no me rondaban la cabeza...me conectan conmigo mismo.

Un saludo!
Anónimo ha dicho que…
Yo también veo cierto parecido,
aunque alterando el orden
y dejando atrás el adjetivo.
Pareces un actor jodido
(pero satisfecho,
siempre satisfecho),
lo de francés, je ne sais pas.

Parece que me río pero no, ya sabes que es mi forma de decir: "Je t'adore, querido Kacho". ¡Por favor, cuídate mucho y pásate pronto por Córdoba, que las chicas se quedaron impresionadas con tu matalaraña...!

B.A.
Stefany González ha dicho que…
Joder macho... con tanto "pedazo de Kacho de texto" me duermo a la mitad, jups! yo es que soy más de foto, jajaja
por cierto, las fotos tienes que currartelas un pelin más,no??
:-D

un beso.
kari ha dicho que…
Disfruto viéndote morir y reinventándote tanto como lo hago viéndote vivir mientras te dejas.

Claro que eres quien eres porque has sido lo que has sido (y lo que has leído, que eso también cuenta y la frase nos suena a los dos por literaria).

Dale la bienvenida a tu nuevo yo de mi parte, si cuando leas esto aún sigue por ahí y no te has convertido ya en otro...

Metamorfosis : bonita palabra griega :)
José Mª C. ha dicho que…
Luis, no tengo palabras; en estos momentos no puedo expresar lo que tu texto me transmite. Lo del cambio de perfil, ¿también es a causa del óbito?
Kacho ha dicho que…
Molan vuestras interpretaciones del texto (las de los que no se duermen, claro). Gracias por darle vueltas porque al final, lo engrandecéis.

Lo de la foto... es que ya me valía lo de lucir mis 28 añitos. Uno está mucho más "cascao". Y si os digo la verdad, lo que pesa la cámara esa.

Muchas gracias, de verdad, por los requiebros y por la caña. muax
Taran ha dicho que…
Peor es lo mío, que cada vez que resucito cargo con un trozo del hombre que morí. Así renazco como una suerte de monstruo de frankenstein hecho de pedazos putrefactos de los tipos que fui. Y vago por el mundo con la cara que me partió Patricia, el corazón que me rompió Malena, las manos anhelantes de los pechos de Almudena, la espalda arañada por Estefanía, las piernas cansadas de esperar a Carmen…

Pero no sé, quizás sería peor si tuviera que cargar con los cachos que me faltan. Los pedazos de mí que regalé, una vez devueltos ya no encajan.
Kacho ha dicho que…
Joputa, se supone que el que se tiene que lucir aqui soy yo... Te odio.
taran ha dicho que…
Pues a morirse y a pudrirse, igual así conseguimos un buen abono para mauvaises herbes.
Anónimo ha dicho que…
El hombre que vemos morir en cada ocaso, no es ni más ni menos que una parte que se va quedando en el bagage de los hombres que morirán mañana. Muchos tendrían que haber muerto muchas más veces, pero se quedaron en el camino.
Lo bonito es seguir muriendo y verlo.
Besobeso. Ruth
Ana ha dicho que…
Me llamo Ana, y soy KachoAdicta.
Hace 30 días que "no consumo",
pero he vuelto a caer.
Confieso que cada vez que mi reader palpita con un nuevo post de "La luna en tus ojos" el síndrome de abstinencia me puede y caigo.

Intento controlar los efectos colaterales: No ser la primera en escribir (cuando llego aún no hay comentarios) y NUNCA escribir TODO lo que siento por respeto al moderador y a las leyes de este país (en esto último deberías aplicarte el cuento, joer, Kacho! que luego me estoy días temblando! ;)

Tengo un relato (que escribí hace una año) que habla de todas las mujeres que he matado. Tú texto (magnífico!) me ha hecho buscarlo.

Un beso hombre "Fénix".

PD; genial tu nuevo "perfil".
Dice mucho más con el Kacho actual.
Te sientan muy bien las cicatrices (debería decir los años).
Bonitas manos!!

Fmdo: una "KachoAdicta".
VolVoreta ha dicho que…
Sigo impresionada como el primer día.

!He visto tantas veces morir a una mujer!
...quizás el culpable sea su signo (si es que ha de haber algún culpable). Pero de todas las veces que ví morir a esa mujer otras tantas la ví renacer y, curiosamente, para bien o para mal, siempre vuelve... con la misma esencia, el mismo espíritu.

...
¿Quién sabe dónde acaba el infinito?
¿En qué aglomeración de las quimeras?
La verdad es que todo lo ignoramos
y por eso vivimos otro poco." M. Benedetti

Te dejo un beso Kacho.
Anónimo ha dicho que…
Mi Kachito, como siempre me dejas con la mandíbula desencajada, la cabeza entumecida porque no sabe pensar como poder expresar lo que siente cuando te lee. Que envidia me das, por tener la capacidad de contar lo que nos hace volar, con cada relato que sale de tus manos

La de la Gala
THE LITTLE QUEENS ha dicho que…
Llego tarde... espero que sigas manteniendo tu tf aunque estes muerto.
El caso es que yo no me mato, soy leal a mi sangre y muy muy muy cobarde, abdicar es el sustituto y la peor pesadilla. Pero cuando me han destruido lo lleno todo de cascotes y resurjo pegando los trozos de alicatado... es entonces cuando huelo a barro.
llamame desde tu nuevo ser

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