Calla, bicho!!!

Me atormenta vuestro veredicto hasta hacerme perder el juicio. Dudo de mí mismo. No del yo que veis y oís, sino del cúmulo de personalidades que en mí habitan y que, cuando no logro imponerme, controlan al yo que veis y oís. Ese cúmulo es ese Bicho. Yo, o el yo al que posee el Bicho, me creo que esa inseguridad se exterioriza y presenta al yo que veis y oís, como un pelele ante vuestros ojos y oídos. Porque sois vosotros que leéis esto (por poner un ejemplo), quienes me preocupáis en realidad. Ni tan siquiera sois vosotros, sino las ideas y el cúmulo de personalidades que habitan en vosotros, vuestros vosotros que veo y oigo, y que os hacen reaccionar ante mí de una manera determinada. Esas reacciones a su vez provocan que el Bicho que me controla actúe en función de lo que habéis hecho, de lo que habéis dicho, de lo que no habéis hecho, de lo que habéis callado, de lo que obviáis hacer; o de lo que el Bicho me hace imaginar que el vosotros que veo y oigo está pensando, y que quizás no se corresponda con nada de lo que realmente se os ha podido pasar por la cabeza en función de algo que yo haya dicho, haya hecho, haya callado o el Bicho me haya hecho que haga o diga para que penséis de mí esto o aquello. 

Como quiero que me queráis, hago las cosas que creo que os van a agradar según he entendido qué puede ser lo que os agrada por lo que hacéis o decís cuando algo os agrada o parece agradaros, pero hay ocasiones en las que el Bicho me traiciona y es el yo que veis y oís, el que sufra las consecuencias; puesto que vosotros me responsabilizáis de lo que el Bicho me hace decir o hacer, aunque seáis vosotros o vuestros bichos los que provoquéis que, en consecuencia de algo que vosotros habéis dicho o hecho (o que vuestro bicho os haya hecho hacer, no hacer, callar o decir), mi Bicho me haga decir o hacer algo que no le gusta al vosotros que veo y oigo; y que acabe haciendo o diciendo lo que él quiere que diga o que haga , por mucho que el yo que veis y oís no quiera haber dicho o hecho lo que el Bicho me haya hecho hacer o decir. 

Por eso, a veces, me saco la chorra.