Sobre una democracia del siglo XXI.
Fotografía: Manuel Engo.
Esta imagen no tiene mucho que contar. Lo que se ve en ella es un reportero gráfico que colabora para la Agencia Reuters huyendo de los golpes que un agente de la Policía Nacional le propina por la espalda con su "arma de defensa". Yo soy el reportero, para quien no me conozca. Y quiero contar lo que pasó con el único fin de que sea la última vez que veamos una imagen así.
Ocurrió en la tarde del 11 de enero de 2009, al final de la protesta de un grupo de simpatizantes de la causa palestina a las puertas de la embajada de Israel. Algunos de ellos lanzaron piedras contra la fachada acristalada del edificio, no sin cierta inocencia, puesto que la oficina diplomática de dicho país se encuentran en la séptima planta y los impactos sólo alcanzaron a las tres primeras.
Un joven fue arrestado y algunos de sus compañeros trataron de impedirlo. Los agentes anti-disturbios cargaron para dispersar al medio millar de personas que allí se congregaban. Dos fotógrafos fueron golpeados por la Policía en la refriega.
Se levantaron dos frentes. Por un lado, manifestantes que arrojaban piedras a la policía y que trataban sin mucho empeño de crear una barricada; y por otro, los agentes equipados con escudos y cascos, que respondían con pelotas de goma disparadas desde sus escopetas. El campo de batalla quedó tomado por las fuerzas del orden en menos de diez minutos, por lo que volví a las puertas de la embajada, donde medio centenar de personas proferían insultos contra Israel y contra la Policía. Éstos los conminaron a la acera opuesta, cercando con una barrera humana el espacio que ocupaban. La situación era tensa. Muchos gritos y algún que otro empujón, e incluso un desmayo de una señora de origen árabe. Coincidió el desvanecimiento con la decisión de los agentes de disolver la protesta mediante el uso de la fuerza física. En cuestión de segundos, la gente huyó calle arriba de los impactos de las porras. Una joven de unos quince años cubierta con un "chador" lloraba e insultaba los de azul recriminando su actitud. Uno de ellos le propinó una patada en el culo y la empujó hasta desplazarla. Cuatro compañeros suyos observaban la situación mientras yo lo grababa a unos dos metros de manera visible. Un agente se percató y se acercó porra en alto gritando que qué hacía. Levanté la mano que me deja libre la cámara en son de paz, a la vez que me identificaba como periodista. Me golpeó en el brazo y me empujó mientras el de la patada se acercó también con el arma dispuesta e insultándome. Pensé que me iba a abrir la cabeza, pero sus ojos se fueron a la cámara y su porra siguió el gesto, propinándole un golpe que la dejó inutilizada. Como no había mucha voluntad de diálogo, salí por patas, lo que aprovechó uno de ellos para golpearme dos veces a la altura de los riñones.
Fotografía: Manuel Engo.
Afortunadamente, uno de los compañeros fotógrafos que había sido agredido en la primera carga, disparó dos veces su cámara, lo que ahora me permite ilustrar esta narración del mismo modo que ilustré la denuncia en sede policial, acompañada del pertinente parte de lesiones.
Intenté pedir explicaciones y me respondieron con más gritos y más empujones. De hecho, de formas muy poco exquisitas, todos los reporteros gráficos que realizábamos nuestro trabajo allí, fuimos expulsados de la zona.
Estos hechos, además de haber sido denunciados, se han puesto en conocimiento de la Delegación del Gobierno y de la Secretaría de Estado de Comunicación, así como de diferentes asociaciones de prensa.
Más allá de la cuestión personal, me indigna mucho más que en este país, un agente de la Policía no tenga reparo ni escrúpulo para acallar a un informador a golpes. Todo lo que aconteció fue en la vía pública y todo el derecho del mundo nos ampara en esa situación. En ningún momento interferimos en la labor de las fuerzas de seguridad. Mi cámara era visible y me identifiqué como periodista; y en el momento de la agresión, tal y como se puede apreciar, no había manifestante alguno con el que se me pudiese confundir. Parece ser que en España se utilizan cámaras para vender burras y cuando no se precisan para tal menester, no son pocos los que prefieren verlas así.
Esta imagen no tiene mucho que contar. Lo que se ve en ella es un reportero gráfico que colabora para la Agencia Reuters huyendo de los golpes que un agente de la Policía Nacional le propina por la espalda con su "arma de defensa". Yo soy el reportero, para quien no me conozca. Y quiero contar lo que pasó con el único fin de que sea la última vez que veamos una imagen así.
Ocurrió en la tarde del 11 de enero de 2009, al final de la protesta de un grupo de simpatizantes de la causa palestina a las puertas de la embajada de Israel. Algunos de ellos lanzaron piedras contra la fachada acristalada del edificio, no sin cierta inocencia, puesto que la oficina diplomática de dicho país se encuentran en la séptima planta y los impactos sólo alcanzaron a las tres primeras.
Un joven fue arrestado y algunos de sus compañeros trataron de impedirlo. Los agentes anti-disturbios cargaron para dispersar al medio millar de personas que allí se congregaban. Dos fotógrafos fueron golpeados por la Policía en la refriega.
Se levantaron dos frentes. Por un lado, manifestantes que arrojaban piedras a la policía y que trataban sin mucho empeño de crear una barricada; y por otro, los agentes equipados con escudos y cascos, que respondían con pelotas de goma disparadas desde sus escopetas. El campo de batalla quedó tomado por las fuerzas del orden en menos de diez minutos, por lo que volví a las puertas de la embajada, donde medio centenar de personas proferían insultos contra Israel y contra la Policía. Éstos los conminaron a la acera opuesta, cercando con una barrera humana el espacio que ocupaban. La situación era tensa. Muchos gritos y algún que otro empujón, e incluso un desmayo de una señora de origen árabe. Coincidió el desvanecimiento con la decisión de los agentes de disolver la protesta mediante el uso de la fuerza física. En cuestión de segundos, la gente huyó calle arriba de los impactos de las porras. Una joven de unos quince años cubierta con un "chador" lloraba e insultaba los de azul recriminando su actitud. Uno de ellos le propinó una patada en el culo y la empujó hasta desplazarla. Cuatro compañeros suyos observaban la situación mientras yo lo grababa a unos dos metros de manera visible. Un agente se percató y se acercó porra en alto gritando que qué hacía. Levanté la mano que me deja libre la cámara en son de paz, a la vez que me identificaba como periodista. Me golpeó en el brazo y me empujó mientras el de la patada se acercó también con el arma dispuesta e insultándome. Pensé que me iba a abrir la cabeza, pero sus ojos se fueron a la cámara y su porra siguió el gesto, propinándole un golpe que la dejó inutilizada. Como no había mucha voluntad de diálogo, salí por patas, lo que aprovechó uno de ellos para golpearme dos veces a la altura de los riñones.
Fotografía: Manuel Engo.
Afortunadamente, uno de los compañeros fotógrafos que había sido agredido en la primera carga, disparó dos veces su cámara, lo que ahora me permite ilustrar esta narración del mismo modo que ilustré la denuncia en sede policial, acompañada del pertinente parte de lesiones.
Intenté pedir explicaciones y me respondieron con más gritos y más empujones. De hecho, de formas muy poco exquisitas, todos los reporteros gráficos que realizábamos nuestro trabajo allí, fuimos expulsados de la zona.
Estos hechos, además de haber sido denunciados, se han puesto en conocimiento de la Delegación del Gobierno y de la Secretaría de Estado de Comunicación, así como de diferentes asociaciones de prensa.
Más allá de la cuestión personal, me indigna mucho más que en este país, un agente de la Policía no tenga reparo ni escrúpulo para acallar a un informador a golpes. Todo lo que aconteció fue en la vía pública y todo el derecho del mundo nos ampara en esa situación. En ningún momento interferimos en la labor de las fuerzas de seguridad. Mi cámara era visible y me identifiqué como periodista; y en el momento de la agresión, tal y como se puede apreciar, no había manifestante alguno con el que se me pudiese confundir. Parece ser que en España se utilizan cámaras para vender burras y cuando no se precisan para tal menester, no son pocos los que prefieren verlas así.
Comentarios
Te dejo un beso.
PD: Espero que la incapacidad sexual provocada por la tremenda hinchazón de tus rojas pelotas sea temporal y remita con el hematoma.
El que realmente tiene la culpa es el que está ahí para "controlarlos". Contra este tipo de manifestaciones no tienen ningún problema. Cuando hacen falta de verdad, no siempre están ahí.
Saludos
Algo harías.. Provocador!!!!!
ADELANTE CON LA DENUNCIA
Es jodido verse en esa situación, la impotencia que se siente ante la autoridad que les han dado a esos energúmenos con porra es brutal.
Ánimo y suerte con la denuncia, pero me temo que acabarà en papel mojado...y ya era hora de actualizar el blog!!!
Me parece completamente vergonzoso que ocurran cosas así, y lo peor de todo es que acaban saliéndose con la suya.
¿Vas a denuciar?
Muchos ánimos
Hay veces que un albañil coloca mal una baldosa, o que un fontanero no pliega bien una junta...
Pues igual. Hay policias que cometen fallos, errores, y a veces muy gordos. Este es un caso.
No hay justificación posible, pero su trabajo es difícil. Quien no lo quiera comprender... es porque es menos comprensivo que ellos.
Lo que está claro es que el único paso útil es denunciarlo, enfrentándote en el momento no lograrás nada...aunque la denuncia quede en nada.
ánimo
Fran
Suerte y adelante con la denuncia.
http://lacomunidad.elpais.com/habla-chucho-que-no-te-escucho/posts
¿Qué esperabas?
Tú "te has librado" con una cámara rota y algún hematoma en la espalda...donde yo vivo, tiran de pistola ¡qué te voy a contar!
Por desgracia, perteneces al gremio en el que "os llueven de todos sitios".
Cuídate.Es lo único que te puedo decir...respecto a la denuncia...ya verás, pero miro mi bola de cristal y no veo nada ¿por qué será?
Me alegro que estés de vuelta y cómo alguien apunta por ahí, no esperes a que te "fostien" para escribir, que nos das ideas a todos.
Besos
Ya sabes lo "simpáticos" que me parecen los de "esa" y poco respetable profesión. Siempre he pensado que todo aquel que no tiene una meta laboral que sea constructiva y que suponga un poco de esfuerzo, termina siendo policía o guardia civil, y esto lo digo con conocimiento de causa. ¿Donde te van a pagar por no hacer nada, descargar todos tus problemas y frustraciones dando palos y sobre todo, por no pensar?.
Ellos piden respeto por su trabajo, pero no deben saber cual es el significado de esa palabra porque no predican con el ejemplo.
Mi solidaridad,
Luis Sacristán
Pareciera que somos blanco predilecto de los uniformados, ya que como nos encontramos trabajando, generalmente cuidamos mas nuestro trabajo que a nosotros mismos.
Por aqui los patrulleros tiene el lema "al servicio de la comunidad", y esto no excluye a los trabajadores de prensa.
Suerte con la denuncia y ojala la ganes, y si no, bienvenido a la "guerra preventiva internacional" y toda esa ideologia de perros instituida por W.Bush y cia.
Yo personalmente, digo que si eres inteligente, seguramente no seras policia.
Cordiales saludos
Pablo de la Villa
Pero yo sigo creyendo en la democracia y se que tu denuncia llegará a buenas manos. Esto pasa y ha ido pasando siempre, pero los informadores teneis doble poder, en este caso hay una camara que graba y dos fotografias que testifican lo increible. El poder de los medios es bestial, si lo utilizas "caeran cabezas" o simplemente habrá castigos, pero eso solo sera una puntita del iceberg. Una anecdota dentro de todos los abusos de poder, los malosentendidos, el mal uso de las normas, las armas y mucho mas...
Esos agentes son todavia los mismos que en la calle Genova intentaron parar al pueblo exigiendo dni (ingenuos)
Animo y no pierdas la fe, recogeras tu riunfo y tu dignidad se verá "resarcida".
Besos con nieve desde el norte
No os lo perdais :D
2009/01/30
/fotos_guardias/index.html
No os lo perdais (teneis que quitar los espacios para pegar el enlace, sino no rula.
Un abrazo y mucha suerte con tu denuncia.
Nos vemos pronto.
BESOS
Lo siento Luis, espero que estes bien.
Alfredo.